Una Noche de
Navidad..
Solía pasear por las calles y
disfrutar del frío que hacía casi siempre después de las 4 pm, llegaba a aquel
café del Sr. Antonio y degustaba esas deliciosas galletas de arándanos y avellanas,
una receta que su familia había cuidado celosamente por generaciones y que le
daba ese toque personal a tan deliciosas galletas. Me sentaba a tomar mi
café y mirar las personas que en estas fechas navideñas corrían de un lado a
otro, cargando muchas bolsas con regalos y con todo lo necesario para la cena
navideña. Este año había tomado previsiones y organicé y compré todo a
tiempo, para poder descansar a tu lado, y que tú también pudieras hacerlo,
habías tenido un año difícil en tu trabajo, reuniones, viajes, poco tiempo en
casa, en fin, estos eran los días idóneos para compartir.
Habías ido a comprar
algunas cosas que faltaban por si alguien más llegaba a visitarnos, también
querías comprar mi regalo sin que yo lo viera, así que cada quien se fue por su
lado y al final del día nos encontraríamos en casa. Ya todo estaba sólo
de calentar y servir. Luego de tomarme el café, caminé a una tienda
cercana, allí vi algunos adornos y uno en especial me gustó, una pareja de
muñequitos de nieve, eran tan sencillos y se veían tan emotivos, pensé sería un
bonito detalle para nuestra mesa, decidí comprarlos y seguir el camino de
regreso a casa.
Crucé el jardín adornado
con motivos navideños, y subí las escaleras, dentro en casa seguí subiendo
hasta el ático y busqué mi regalo para tí, lo había escondido muy bien, tu
curiosidad era grande y tenías días preguntándome que te regalaría, si te decía
no habría sorpresa. Una pequeña caja, envuelta con papel de seda y cintas
doradas y rojas, cabía en la palma de mi mano, seguiría siendo secreto hasta el
momento adecuado...
Llegaste mientras estaba
preparando la mesa, pusiste tu regalo bajo el árbol y viste con curiosidad tu
regalo, con ganas de destaparlo, sonreías y me preguntabas mientras me ayudabas
con los platos y copas. Una emotiva cena de navidad, típica en su esencia, como siempre acordamos, nuestras raíces venezolanas tenían un sabor inconfundible y delicioso y no podía faltar nada, las hallacas, el pan de jamón, la ensalada de gallina, y esta vez decidimos hacer un asado negro, para que fuera una cena mantuana e histórica.
Entre risas y miradas, tomaba tu mano y la besaba, tus ojos hermosos brillaban, la música de villancicos, era melodía dulce, a bajo volumen, el muérdago se balanceaba pícaro, la hoguera nos mostraba su danza y nos invitaba a acercarnos.
Camino a la alfombra a un
lado de la hoguera, inevitablemente nos detuvimos bajo el muérdago, con la
intención de besarnos sin mayor excusa que este amor inmenso que por tanto
tiempo nos habíamos profesado. Tus labios delicados y sugerentes como
siempre, me hacían volar, suspiros envolventes y tu sonrisa hermosa... Te
acercaste a susurrarme algo al oído, pensé me dirías cuanto me amabas... Quiero
saber de mi regalo, me dijiste sonriente mientras te alejabas a buscar el que
habías comprado para mí. Nos sentamos en la alfombra e intercambiamos
nuestros regalos, de fondo se escuchaban las campanas de la iglesia, era
medianoche. En un beso tierno nos deseamos Feliz Navidad e intercambiamos
nuestros sueños, ilusiones... y regalos...
Sabías cuanto me gustaba
leer y escribir, al destapar mi regalo encontré un juego de bolígrafos,
plateados, dorados, con sus recargas, y en el medio y una rosa dorada sobre la
cual se colocarían los bolígrafos. Una nota se dejaba ver más al fondo y
decía: Amor, eres el motivo para que tenga sentido el ver la luna en
nuestra ventana cada noche, para sentir el sol cada mañana, y por el cual mis
suspiros se deslizan libertinos en cada viaje, mientras no estoy en casa a tu
lado... Te Amo... Feliz Navidad..!
Suspiraba al leerlo, tomé
sus manos y las besé, su rostro, su sonrisa, sabía lo que me gustaría su
regalo... Mientras tanto ella ya había comenzado a destapar mi presente para
ella. Lo hacía con cuidado, quería guardar todo en perfecto estado, era
su costumbre guardar cada detalle, tenía un baúl grande donde los mantenía y de
donde los sacaba para recordar cuando me tocaba viajar a mí, así mantenía la
alegría y la ilusión de este gran amor. Ya en sus manos mi obsequio,
suspiró fuerte, se lo llevó al pecho, me miró con esa mirada que me desarmaba,
cautivadora, sencilla, única...
Un pequeño dije, un
corazón dorado, con nuestros nombres tallados, acompañado de una cadena y una
pulsera también con un corazón idéntico, un pequeño cupido dorado con los
brazos abiertos, allí las colocaría mientras no las llevara puestas, para que
recordara nuestro amor dondequiera que estuviera, llevaría mi corazón con ella
todo el tiempo... Una nota también se encontraba al fondo, decía: Amor,
tú adornas cada letra que escribo, sin tí no tendría sentido escribir, tú
llenas los espacios y los haces nuestros, me has entregado tu amor sin
condiciones y has hecho de mi vida un hermoso libro de poesías, cómo no amarte
hoy?... y siempre... Feliz Navidad..!! Te Amo...
Me beso apasionadamente, emotiva,
hermosa, junto al calor de la hoguera, y mientras, las estrellas en el cielo continuaban
su danza sensual y una noche de navidad más era testigo de un gran sentimiento,
eterno y universal...
Autor: José Rafael Rivero ® 2013
@LetrasySentires