miércoles, 31 de julio de 2013

El Ultimo Zancudo Caído





En muchas oportunidades se ha escrito sobre nuestros próceres, héroes y personalidades que dejaron huella en nuestro país; pero poco escribimos sobre otras batallas libradas por civiles, aquellas donde las victorias fueron tan significativas e importantes qu...e también son parte de nuestra historia.

La batalla por el paludismo fue para nuestro país el punto de partida, para dar un gran salto en el crecimiento y prosperidad de nuestro país, extraordinaria hazaña realizada por venezolanos, que con esfuerzo, constancia y capacitación, salvaron y enrumbaron a la Venezuela que hoy con orgullo vivimos día a día.

Esta batalla se inicia en Morón el 2 de diciembre de 1945, comandada por el doctor Arnoldo Gavaldon, nacido en Trujillo el 1 de marzo de 1909, médico, parasitólogo, especialista en salud pública y malariología, fue el primero que organizo una campaña a nivel nacional contra la malaria utilizando el insecticida DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano)

Morón fue uno de los pueblos más afectados por el paludismo y en esa época su población se había reducido en 800 habitantes que aterrorizados, vieron llegar a esos hombre de cascos plateados y artefactos que rociaban el DDT, eliminando al zancudo transmisor de esa enfermedad que diezmaba a la población, es allí donde se erigió el monumento al zancudo caído, inaugurado el 2 de diciembre de 1955 representando la lucha que se libró en todo el país.

¿Quienes eran estos hombres y mujeres? , héroes anónimos que libraron y ganaron esta batalla, fue así que decidimos visitar la sede de Malariologia ubicada en la ciudad de Maracay estado Aragua y solicitamos una entrevista con uno de sus inspectores de mayor experiencia y que representa a mi manera de ver, el gentilicio de los trabajadores que laboran cada día en todo el territorio nacional, en políticas de salud pública y como escuela de formación de nuevas generaciones.

Es así como conocemos al inspector José Domingo Mora Rodríguez, y decimos con orgullo, aquí esta uno de nuestros héroes, ya no es anónimo y con mucha humildad e interés nos cuenta sobre las campañas de rociado que ayudaron a salvar tantas vidas en nuestro país; al escucharlo no podía evitar ver el respeto de sus compañeros al hablarle y también llama la atención, observar a todos los trabajadores, que transitan por los pasillos del imponente edificio, que más parece un museo colonial , unos iban a clases de postgrados , otros a sacar copias, a sus laboratorios, a las oficinas administrativas y de relaciones públicas y se nota la abnegación y el compromiso de todos, conscientes de la importancia de su labor y el aporte que dan a nuestra Venezuela.

Entre tantas anécdotas maravillosas vividas en el trabajo de campo, resulta curioso saber, que las patrullas al terminar la faena de trabajo, se sentaban como una familia a compartir la comida, sin mayores implementos ni comodidades para cocinar, y cuál es mi asombro, al saber que ellos, tomaban el casco de protección de su uniforme, le daban vuelta y lo usaban como olla para cocinar o plato para comer sus alimentos, y cuenta el inspector José Domingo Mora, que cada integrante de la patrulla cocinaba parte de la comida de esa noche, uno hacia el arroz, otro cocinaba granos y otros alimentos que los pobladores gentilmente les obsequiaban para comer cuando pasaban por los caseríos; y con esas provisiones se adentraban en los pantanos, ríos y selvas.

Entre esos alimentos se encontraban carne salada y pescado salado, topochos, vegetales y es que quizás sin saber, ellos preparaban un Palo a Pique criollo, allí en la orilla de un río o en un lago, cada uno le daba lo que había preparado al otro compañero, cocinando en el mismo casco, una sinfonía de alimentos y sabores que después de un día agotador, seria la recompensa y así dormir con la seguridad del deber cumplido y que en muchas oportunidades ensamblaban este plato venezolano de arroz , frijoles y carne salada llamado Palo a Pique, y así al amanecer emprenderían una nueva aventura, hasta ver el último zancudo caído…

Por eso hoy rendimos tributo a esos héroes que de ahora en adelante dejan de ser anónimos, para recordarnos que las cosas se pueden hacer de la mejor manera, cuando se lleva en la sangre nuestro gentilicio venezolano, que tantas batallas ha librado. Para ustedes y con honor les presentamos el Palo a Pique:

Palo a pique
Llanero es su origen, se aprovechan carnes saladas, arroz, frijoles, ajíes y papelón, se prepara seco y otros lo prefieren caldoso, plato emblemático en Guayana que consumían por su alto contenido de nutrientes, servido en las viandas de los mineros y de manera peculiar preparado por nuestros héroes expertos malariologos, en sus exitosas campañas para combatir el paludismo en nuestro país.

Receta:
250 gramos de frijoles rojos
1 taza de arroz blanco
5 ajíes dulces
1 cebolla
Agua o caldo de pollo, para ablandar los granos
Sal y comino y papelón rallado.
½ kg de carne salada.

Preparación:
Se ablandan los frijoles con el agua o caldo de pollo, se cocina la taza de arroz blanco, y se remoja la carne para sacarle la sal.

Preparar un sofrito con los vegetales y cocinar mezclado el arroz, luego incorpore la carne y los granos, rectifique con sal y pimienta y papelón, no olvides rectificar ya al final de la preparación, ya que estas utilizando carne salada.

Un plato sencillo y emblemático, lleno de historia y de amor por nuestra hermosa Venezuela!

Buen Provecho!!

Fuente: Chef Juan Carlos Acosta @PostresGourmet

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